23 octubre 2007

Racistas en cercanías, padres despistados y psicólogos prescindibles.

Aquí tenemos de nuevo la estupidez de los tiempos: la ausencia de responsabilidad, el "yo no he sido", el "nadie es culpable".

Ayer pudimos asistir a dos ejemplos clamorosos de cómo la respuesta formal, correcta, edulcorada, instruida y formada lleva a la cima de una estúpida irresponsabilidad; frente a una respuesta natural, instintiva, casi salvaje pero sincera, que muestra que
en el fondo de individuos violentos queda un reconocimiento de culpa más natural que el que, sin embargo, demuestra una sesuda psicóloga.
Dos noticias estaban presentes en todos los informativos: un joven rapado (para dejar asomar más claramente su descerebramiento) pateaba a una inmigrante ante la indiferencia asustada de un vagón atestado de viajeros. En otro lugar, un padre de esos sin carné de padre, dejaba "olvidada" a su hija en el coche el tiempo suficiente para que muriese deshidratada.
Las reacciones a estos sucesos eran las naturales en cualquier persona: el asco y el desprecio que causaban ambos sucesos se vieron acrecentados por la intervención de una psicóloga para la que no tengo calificativos y de la que sólo lo puedo decir que refuerza mi sensación de que tales "profesionales" son absolutamente prescindibles, su "corpus teórico" un conjunto de naderías sin base y su aportación a la humanidad, un conjunto de pseudosaberes de autoayuda que no ayudan a nada.

La tal "psicóloga", que atendía a la familia de la niña muerta, salió a decir que lo más importante era evitar el sentimiento de culpa del padre. Porque en este caso, decía, "no es culpa de nadie, puede haber responsabilidad pero no culpa". Seguro que no sabía lo que es culpa y lo que es responsabilidad y la relación entre una y otra. El diccionario de la Real Academia dice que culpa es "una acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado". Así que, efectivamente, sí hay responsabilidad y la hay porque porque hubo una culpa antes.
Pero ¿cómo es posible que personas con una aportación tan negativa a un sociedad como esta "psicóloga", que pretende eliminar el concepto de culpa y subvertir el de responsabilidad tenga a su disposición un púlpito como las televisiones?
En el lado contrario, el agresor xenófobo, expelía excusas como quien vomita al verse amenazado por la cárcel. Pero tuvo un comportamiento más digno que la tal psicóloga al afirmar "claro que me siento responsable. La culpa es mía". En este caso daba una lección magistral a la tal psicóloga asumiendo su acción como una persona que sabe que no hay más responsable que uno mismo de los propios actos.

No admitía excusas de psicología barata. Nadie puso a su disposición un "psicólogo " de emergencia para afrontar su situación: sabía lo que había hecho y lo asumía con mayor entereza que la que podría proporcionar la individua que pretendía consolar a unos padres naturalmente destrozados (pues ellos también deben de tener clara sus responsabilidad y su culpa) con el miserable argumento de que nadie es culpable. Por supuesto que hay un culpable, lamentablemente, de un hecho indeseado e involuntario en el caso de la niña muerta: pero él es el responsable. Y solo podrá vivir con esa culpa y ese dolor.
Pero parece que los psicólogos se empeñan en intenbtar convertir la vida en algo dulce, cuyos malos momentos son algo superable gracias a su imprescindible ayuda. y solo consiguen una sociedad más débil e irresponsable.
Aún recuerdo como hace poco otro psicológo hablaba, tras una tragedia, del acompañamiento a las familias de las víctimas para conseguir la "necesaria evacuación emocional". Una terminología que parece recordar más bien a un evacuatorio digestivo, en un símil que convierte a las emociones en una mierda evacuable y que da idea de lo artificial y rimbombante de su "saber".