15 octubre 2006

Pirineos: Vielha

Parador de Vielha. 8 oct 2006.

Ni una nube, ni una gota de nieve. Supongo que esto es el calentamiento global. El espectáculo del verde y la montaña siempre sorprende por su capacidad para parecerse a lo que de el esperamos.
Sin embargo, en el Parador el sonido es falso hasta un extremo de delirio. En medio de los Pirineos suena Women of Ireland con un trino de pajarillos pregrabados. Solo con apagarlo se oirían pájaros de verdad en el exterior.

Aún así, es mas soportable que el fondo sonoro de restaurantes como el que ayer sufrimos en Alhama de Aragon (o era la Almunia de Dona Godina? Da igual: no volveremos a ninguna de ellos); Canciones populares en engolada versión ópera. La ópera me gusta poco, pero cuando Carreras, Pavarotti o Caballé se ponen a hacer gorgoritos con canciones pop que de ninguna forma admiten tales versiones siempre tengo la duda de si la capacidad de estos autores para distinguir la buena música es falsa o si su amor por el dinero no conoce límites. Lo cierto es que tales versiones son lo más insufrible y asqueroso que existe. Así les procure una afonía eterna.



Aquí, en Vielha, el parador ofrece la tranquilidad que de él se espera. Sin embargo, el pueblo carece de cualquier atractivo, a excepción de su iglesia y del hecho de estar rodeado de estas impresionantes montañas que pronto irán comiéndose unos adosados que ya empiezan a hacerse notar. Algún día nos daremos cuenta de que la verdadera unidad de España, su autentica vertebración, se la habrán dado los constructores, haciendo de ella un único paisaje de ladrillo y centros comerciales.
Aquí, la construcción típica es el adosado pirenaico: adosados como en todas partes, pero con pizarra, piedra y madera, cubriendo las laderas de las montañas en esas hileras que sólo alteran las grúas.

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