Nuestro primer viaje a estas islas (habrá más) nos llevó a San Miguel y Terceira. En este post comentaré la estancia en la primera isla visitada, Sao Miguel y dejaré para una entrega posterior la segunda (que curiosamente es Terceira J . Este fue el orden también del viaje y hacerlo así facilitó la sensación de ir de menos a más (o de mucho a muchísimo) en la satisfacción de nuestras expectativas.
Hace tiempo que teníamos en mente este viaje, así que, como es habitual, la satisfacción demorada redunda en un mayor placer que la satisfacción inmediata. EL viaje no defraudó las expectativas.
Nuestra experiencia anterior en Canarias o Madeira, nos hacía concebir unas islas semejantes. No es así. Azores no son aún un paraíso del consumismo turístico. Alejadas un tanto de los circuitos habituales, cuesta encontrar oferta o información y es necesario casi siempre hacer vuelos con escala en Lisboa.
La llegada a Ponta Delgada, en San Miguel nos aportó ya las primeras impresiones positivas. El aeropuerto, casi en la ciudad mismo, es pequeño y cómodo y su cercanía al Hotel reduce los tiempos de espera.
Alojamiento
El hotel VIP Executive probablemente, fue lo peor de la estancia. No porque fuese un mal hotel, sino porque era el típico hotel de ciudad más apropiado para una correcta estancia en viajes laborales que para unas vacaciones. Sólo válido para dormir, con servicios de calidad suficiente, no invitaba a pasar algunas horas muertas en él.
En las largas excursiones por la Isla tuvimos la oportunidad de conocer el Hotel Caloura Resort. Comimos en su restaurante y pudimos comprobar que este era el hotel que nos hubiera gustado. Situado en los alrededores de la pequeña villa de Agua de Pau, apartado de todo ruido y distracción, en un idílico paisaje de acantilados y flores, invitaban a pasar las horas en sus jardines, piscinas o en la costa. Ofrece además cursos de iniciación y sesiones de submarinismo en las increíbles aguas de esta isla. Nada que ver con el VIP: un hotel mucho más apropiado para las vacaciones que en otra ocasión habrá que utilizar. Por tanto, si vais a la isla, este sería nuestro hotel recomendado: Caloura Hotel Resort
Visitas.
Toda la isla es una continuidad de rincones hermosos Los pueblos, apenas aún tocados por la fiebre desarrollista de adosado y las autovías, conservan la tradicional imagen de los pueblos portugueses, con sus calles y aceras de adoquines que forman dibujos sencillos, y disfrutan además de un toque colonial que los hace especialmente hermosos. Los paisajes, siempre verdes y sorprendentes por la variabilidad de su luz y clima. Y, desde luego, sus atractivos “turísticos” sus ”furnas” y corrientes de agua caliente, sus “lagoas” y la riqueza botánica y geológica, etc.
Lo tradicional es visitar los siguientes puntos imprescindibles:
- Sete Cidades, en la zona occidental de la isla, donde pudimos recorrer un agradable sendero totalmente llano que bordeaba la mitad de la laguna pequeña (Lagoa verde). Apenas 5 kms ida y vuelta en los que disfrutar de la vegetación de la isla: criptomerias, hortensias.. toda exógena. De esto comentaremos más en el post de Terceira.
Os dejo un mapa en el que podéis ver este recorrido
- Furnas: en la zona Oriental de la isla. Un lago rodeado de bosques en cuyo extremo se sitúan los manantiales de agua hirviente (Furnas) donde cocinan el típico “cocido das furnas”. Rodeando el lago se ven algunas envidiables casas, aunque el aroma sulfúrico que desprenden las aguas termales no debe hacer siempre agradable disfrutar de las idíclicas vistas J . En un extremo del lago existe también una interesante capilla neogótica, construida en una piedra de tonalidades rojizas que la hace destacar entre un verdísimo entorno.
Aquí están construyendo unas nuevas edificaciones ultramodernas, pero discretas, que forman el área de interpretación de las Furnas. El acceso en coche a esta orilla no está permitido y no hay aparcamientos. Así que otra vez las guías te llevan a un lugar donde tendrás que dejar el coche en medio de la carreteara y dar un paseo agradable si quieres encontrar lo que la guía te ha prometido (y que no está tampoco señalizado).
- Ribeira Grande, un bonito pueblo, en la zona Norte, que es el centro de deportes acuáticos de la isla, especialmente en la playa en la que se practica surf y parapente. Dispone además de un complejo de piscinas municipales especialmente agradables y cómodas para loa niños (también hay piscinas en Lagoa y Caloura)
Cerca de Ribeira Grande están los princpales atractivos turístcos: Lagoa Velha, Caldeiras, Valle das Lombadas y Lagoa de Fogo. Ah! Y en el centro un pequeño parque con wifi gratis J
- A Lagoa Velha se llega desde una pequeña entrada apenas señalizada en la carretera y más identificable por el pequeño aparcamiento a su vera ( no más de veinte vehículos caben entre las dos zonas, una antes y otra después de la entrada, ambas casi en plena curva). Aquí se puede dar un corto paseo a través de un sendero entre un vergel formado en la ribera de un cauce de agua que comienza desde una pequeña cascada donde el agua caliente permite tomar un baño (hay algunos cambiadores para poder vestirse allí mismo) en una zona habilitada para ello y sintiéndose como un garbancito en el caldo.
- Las Caldeiras es una antigua zona balnearia, con algunas edificaciones interesantes y aspecto casi abandonado donde de nuevo la riqueza térmica del subsuelo aflora en manantiales de agua caliente.
- Desde las Caldeiras , por una pequeña y nada señalizada carretera que luego se estrecha (aún más) se llega al interior del parque Natural de Lagoa de Fogo y se accede, tras un serpenteante viaje, al fondo del Valle das Lombadas.
Este Valle es espectacular. Parece aislado de todo al estar rodeado de altos picos de paredes muy verticales y absolutamente frondosas que además generan un micro clima húmedo con permanente niebla. Ninguna edificación más que las ruinas de un par de casas y, en ese momento, sin más visitantes que nosotros. Al cabo de un rato apareció una familia en una furgoneta con decenas de garrafas. Al parecer el agua es allí rica en minerales y los isleños acuden a llenar de esas aguas bidones y botellas para su uso doméstico. Al igual que en el resto del viaje, el turismo era mínimo.
- Lagoa de Fogo es el mayor lago de la isla. Tampoco es fácil de encontrar ya que está indicado el camino pero no el punto exacto.
De hecho, no llegamos a encontrar un acceso. Solo pudimos verlo desde los miradores de la carretera y al segundo intento (la primera vez la niebla era tan cerrada que no había visibilidad ninguna y casi ni los miradores eran discernibles) Luego comprobamos en Google Earth que efectivamente, no hay carreteras hasta él. Esto es una ventaja más ya que hacer senderismo por la zona, sin compañía de coches debe de ser espectacular y recomendable. En nuestro caso, se nos fue el tiempo y la oportunidad, aparte de que el escarpado acceso desde la carretera al lago disuadió a nuestra pequeña del intento. Lástima.
-En Lagoa hay un convento franciscano de interesante portada barroca. El interior estaba cerrado pero en el exterior existe un interesante jardín público con algunos enormes ejemplares.
Especialmente interesante un árbol cuya especie no reconocí, aunque las hojas recordaban a las del magnolio, pero que era admirable por su tortuoso tronco que se retorcía en el suelo y unía varios ejemplares.
- Y, desde luego, Ponta Delgada. Aunque la zona marítima ha sido un tanto estropeada con algunas construcciones horrorosas, aún conserva un centro hermoso y unas calles y rincones preciosos. Algunos jardines y parques visitables, el museo y sus plazas son lo más recomendable. Y ver sus escaparates,: anclados en la estética más rancia de los sesenta-setenta. Su feísmo acaba siendo llamativo y atractivo. Alguno de estos escaparates, especialmente de ropa, tenían modelos que costaba pensar que se fabricasen aún hoy. Otros locales habían pasado directamente del estilo de los sesenta al estilo abarrotado-chino, dando continuidad al feísmo local con el feísmo global. Os dejo un recorrido completo. Espero aprender a meterle también comentarios y puntos de interés para que sea más útil (next time :-))
Comidas.
Es difícil destacar sitios. La comida es de calidad y variedad bastante homogénea en todos los locales visitados. En general cuentan con unas materias primas naturales y excelentes. Eso garantiza los sabores en casi todos los sitios, desde los más publicitados y turísticos hasta los más populares o recónditos. En todos ellos, las cantidades son excesivas, por lo que conviene pedir un solo plato. Además, es siempre bastante sana, ya que salvo alguna excepción con platos de cerdo, prima el pescado y algo de carne de las muy abundantes vacas de la isla. Su guarnición, casi siempre arroz y legumbres, garantiza una alimentación saludable solo en riesgo por las ingentes cantidades.
Nos gustó el restaurante Mariserrra, en la playa de Lagoa, por ser uno de los pocos que encontramos con una terraza agradable junto al mar. Y la Adega Regional en el centro de Ponta Delgada (siempre con colas para comer, pensamos que sería una garantía de calidad y no nos equivocamos). Otros recomendados, como el Mercado do Peixe, en el paseo marítimo de Ponta Delgada, los descartamos porque el calor dentro era horrible.
Este exceso de calor lo sufrimos tamnbién en el restaurante Adega Acoriana, creo, no estoy muy seguro del nombre. Y esta es la recomendación negativa a extraer de este viaje. Se encontraba al lado del Restaurante Alcides (error no haberlo elegido). Entramos en él porque era de los pocos que tenía un aspecto especialmente cuidado. Pero eso era todo. A pesar de su aspecto, de sus camareros de uniforme y pajarita, la comida resulta la peor elaborada y más insípida de todas las probadas en la isla. El calor era tal (la cocina está al lado y sin más separación que un mostrador) que tuvimos que pedir que conectasen el aire acondicionado (que estaba apagado!) . Y a pesar de tanta decoración, tanto uniforme, tanta buena presencia, las servilletas eran de papel (algo común en toda la isla, salvo el el resaurante del Hotel Calora. Pero éste, es recomendable por sus vistas y nada más. La comida de carta no nos pareció destacable y el buffet era también normalillo. El precio, el más caro de los que probamos en la isla.
Así que, al final, casi merecía la pena meterse en cualquier bar encontrado en el camino. En todos, el pescado es fresco y no hay forma de estropearlo en una sencilla elaboración a la brasa. Y las legumbre o arroz de guarnición no podían defraudar.
Otras recomendaciones y comentarios.
El clima es curioso. El anticiclón de la Azores debe traernos el calor a España pero quitándolo de allí. El tiempo es tremendamente variable. Puede llover cinco minutos y volver a salir un sol espectacular un rato, para volver a llover otros cinco minutos. Por tanto, imprescindible el bañador y el chubasquero siempre en la bolsa. En cualquier momento te puedas dar un chapuzón o un remojón.
Los coches de alquiler son caros y, en nuestro caso, bastante antiguo. Las carreteras, salvo algunas ampliaciones y nuevas autovías en construcción, son pésimas. Estrechas, sin aceras en las poblaciones con indicaciones pobres (especialmente en las rotondas!) . En ninguna señal indican la distancia, así que no sabes si el próximo punto al que te diriges está a 20 metros o a 20 kilómetros… bastante caótico. Eso sí, conducen fenomenal para las carreteras que tienen. Y con un estilo radical: o van prudentemente despacio, o sobre todol os jovencitos del tuning (aquí también ha llegado, claro) muy deprisa. Pero todos se paran en los cedas, en los pasos de peatones. Y todos ceden el paso al que viene de frente cuando, como es habitual, su carril está ocupado por alguien que ha parado un rato en medio (al no haber aceras o arcenes, se ocupa el carril para aparcar (incluso en los lugares turísticas el aparcamiento es muy escaso).
En resumen, paciencia, mucha paciencia en la carretera. Y también en los restaurantes. El servicio es leeento. Se nota que el turismo es todavía una actividad incipiente en la isla. Los sectores principales son todavía la agricultura y l a ganadería. Y el turismo es en gran portugués. Eso hace que los atractivos de la isla no estén suficientemente comunicados, la información y guías es escasa y la accesibilidad una vez allí es también limitada. Pero, ese es su encanto. Que no cambie.