Efectivamente, después de haber leído un poco más sobre el tal Vallejo, confirmo mi impresión primera de que, aunque su opinión sobre la Iglesia me parece fundamentalmente acertada, su histrionismo le hace perder credibilidad al convertir los razonamientos en pura actuación teatral (mala).
Lo que demuestra una vez más que la discreción suele ser virtud que no da primeras páginas pero, a cambio, no lleva al ridículo ni a la pérdida de sentido.
Pero, supongo que tampoco le ayudaría a este hombre a vender libros.
30 noviembre 2007
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