A veces encuentras una vida plena muy cerca del fin de la vida. A veces un moribundo es la mejor ayuda para vivir. A veces llegas derrotado al fin de semana y el fin de semana comienza con la exquisita proyección de un documental agónico que contagia la ganas de vivir de quien no vivirá mucho.
A veces la vida es muy poco. Por suerte a veces es suficiente.
Hoy, después de la empatía absoluta con Carlos Cristo, protagonista de "Las alas de la vida", la vida te recompensa con la simple noticia de que Carlos sigue vivo. Y eso es ya más de lo que hoy esperaba de la vida.
Gracias, Carlos Cristo.
Gracias, Carlos Boyero.
20 abril 2008
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