04 marzo 2007

Banderas al viento

Mientras vuelo a Roma, acompañado de la luz del sol y la música de Serrat (Paraules de amor), una cerveza (para buscar el relax que 40 minutos de retraso y una caterva de vociferantes sevillanos me estan haciendo perder) leo un articulo que cuenta la rememoracion en Rivas, de la foto realizada por republicanos luchando en la batalla de Arganda frente a las tropas franquistas.
Me emociona este recuerdo de quienes han perdido una guerra en la que triunfó la barbarie frente a la legalidad, el progreso y el idealismo (por muchos problemas que pudiera haber habido en este bando, estoy convencido de su superioridad moral sobre el contrario, ahora que se lleva la equidistancia y el neutralismo).

Acompaña a la imagen la emoción de la derrota injusta. Aunque no me gusta la estética fácil del perdedor, aquí la cercanía no es cuestión de estética (siempre es mas fácil sentirse cerca del que pierde, porque la solidaridad con el perdedor tiene un componente de dominio: me solidarizo porque puedo, desde una posición de control; ante el triunfador solo cabe la concelebración o la envidia).

¡Qué lejos del aspecto pijo, facha, autosuficiente, lleno de odio, desprecio e irracionalidad de los ricachones de Serrano que el sábado acudían envueltos en la rojigualda a cantar el himno a la plaza de Colón!.

Cuando más hacía el esfuerzo cívico (republicano, en el sentido original de la palabra) por identificarme con esa bandera española y constitucional que nos debe de representar a todos en esta democracia compartida, otra vez la derechona se quiere apropiar de ella y del himno. Lo intentarán, hasta que consigan que volvamos a considerar como propio sólo el de Riego y como bandera la tricolor. Setenta años después, de nuevo exclusiones, banderas, enfrentamiento. Con la de cosas que se pueden disfrutar juntos, con la de cosas que hemos hecho juntos en los últimos 30 años por el país ¡qué puta manía de volver a buscar una excusa para la diferencia!.

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