Nueva entrevista con con el casi mágico Rafael Sánchez Ferlosio, un escritor que ya no es ni quiere ser de este mundo. Entre los párrafos de la entrevista, una perla espectacular: "nadie convence a nadie de nada".
La frase es lapidaria pero cierta. Cuando el mundo se inunda de individualismos y relativismos (y no lo digo con el mismo fin que Ratzinger; a éste le aplico la canción "relativismo y hedonismo / son las causas de nuestro optimismo") es fácil comprobar cómo se exige que la opinión de cualquier imbécil sea respetada como si fuese la de un docto sabio. Nadie admitirá ser convencido por otro porque cualquier otro tendrá siempre menos razón que el magnífico intelecto de nadie.
Solo la ciencia a veces consigue cambiar algunas opiniones. Pero no es por convencimiento, sino por demostración.
En el resto de cuestiones, toda opinión encontrará siempre una razón para ser mantenida contra viento y marea. Aunque los hechos la nieguen: se dirá que los hechos hechos son tergiversados por cualquier extraña conspiración ultrasecreta (conspiración ultrasecreta que, sin embargo, cualquier imbécil redneck o lector de Pedro Jeta es capaz de descifrar).
Así que sigamos refocilándonos en nuestro magnífico y recién descubierto ego absoluto. Sigamos considerándonos patrón universal de gustos, opiniones, razones. El principio de autoridad ha muerto. Todo es lo mismo. Nacho Vidal es más conocido y reconocido que Gore Vidal. El bongo es más respetado que una sinfónica. El grafiti es arte y los museos meros espectáculos (que hay que ver, sin admirar).
Mierda.
24 mayo 2007
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1 comentario:
Te me has adelantado. Éste tema lo pienso tratar yo también, aunque seguro que no de forma tan docta...
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