Es lamentable la apropiación que hacen los católicos (y los religiosos en general, pero los católicos son lo que más frecuentemente me rodean y, por tanto, los que más me afectan) respecto a la moralidad.
Acostumbran a considerar a todo no creyente como seres inmorales, dispuestos a hacer cualquier cosa sin reparos precisamente por carecer de un dios castigador que nos amenace. No se dan cuenta de que la verdadera actitud inmoral es precisamente la de los católicos (y religiosos en general) que no actúan basándose en normas internas, en un respeto convencido a los demás, en la necesidad de construir juntos un entorno social basado en normas respetuosas.
Por el contrario, son los religiosos los que muestran el comportamiento más claramente inmoral al actuar basados en el interés propio (ganarse la vida eterna) o el miedo (al castigo divino, al infierno) Su moral es externa e impuesta. Sólo los no creyentes tenemos una moral intrínseca, basada en el respeto a las normas, para conseguir una sociedad mejor aquí y ahora. No necesitamos un dios amenazador para actuar como debemos.
24 septiembre 2006
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1 comentario:
Es peor todavía. Los creyentes tienen la ventaja de poder ser absoluta y obscenamente inmorales y tener un "Ser Supremo" que les quita las máculas tras sus felonías mediante un servicio automático de expedición de perdones gestionado por unos tipos que se van a llevar el 0,7% de la pasta de esos creyentes (y seguramente tb de alguna parte del bolsillo de los no creyentes, y si no, al tiempo, porque luego meten la pasta donde la meten, Gescartera por ejemplo, y acabamos pagando también "los pecadores").
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