Sigo recuperando información de algunos viajes previos con la intención de compartir algunos de los puntos de interés que más me atrajeron.
En este caso, la isla de El Hierro, el lugar ideal si buscas calma, soledad, silencio... salvo en algunas poblacciones que tampoco se libran de la plaga de niñatos tuneros con sus bólidos atronantes, ni de los garitos y bares con un permanente e inútil hilo musical.
Empecemos por el mar. Lo limpia que está el agua y la fauna que te encuentras ya en la propia orilla es de lo mejor de la isla. Hicimos un bautismo de buceo en La Restinga (creo que se llamaban "El submarino") y fue muy agradable. Aunque no salimos del puerto (que no es el paraiso del agua cristalina, como es imaginable para cualquier puerto) allí mismo se puede encontrar desde morenas a multitud de especies, a pesar del fango del fondo. Uno se queda con las ganas de hacer un curso más avanzado y salir a mar abierto.
También interesante todo el entorno de Tacorón. Por cierto, el chiringuito del Tacorón fue uno de los sitios donde mejor nos atendieron: rápida y eficazmente. Comida sin pretensiones, pero por su atención y su situación, me pareció un sitio agradable y honrado (esa categoría que debería ser identificada en todas las guías, independientemente de calidad, precio, encanto u otras muchas zarandajas menos ilustrativas de un restaurante decnete que este simple adjetivo). Junto con El Refugio, en La Restinga y la Joya de Belgara, en Tigaday, los más agradables/honrados: insisto, comida sin pretensiones pero decente y atención eficaz (al menos en comparación con lo habitual en la isla).
También nos gustó el restaurante del hotel Villa Mocanal (y el hotel, en general: reciente, moderno, limpio), aunque aquí el servicio ya era algo más deficiente (deficiencias suplidas con amabilidad). Otros lugares, son extraordinariamente lentos en el servicio, aunque prometían por su aspecto mucho más: en La Maceta, un restaurante muy agradable pero donde tuvimos que protestar después de una espera interminable por cada plato.
Lo mismo, o peor en La Higuera de la Abuela, uno de esos restaurantes con encanto que aparecen en todas las guías de El Hierro y que resultó deleznable. De hecho, en este sitio, la gente se estaba yendo protestando y varios grupos o parejas se fueron antes de empezar, tras llevar un buen rato esperando en la mesa o de pie, sin ser atendidos, rodeados de moscas e insectos atraidos por la exhuberante (quizás demasiado) vegetación. Incluso en el Mirador de la Peña, aunque no fue nuestro caso, había gente protestando por la tardanza. En el Parador la atención era de la calidad habitual, aunque la carta era bastante limitada. En general me sorprendió que, a pesar de ser una isla, el pescado era poco variado (viejas lo más frecuentemente, peto y sama, generalmente)
Aparte de Tacorón, el inmenso pinar (estos días incendiado, así que no sé como de inmenso sigue siendo), los paseos por los montes en la parte alta de la isla, todo el entorno del Faro de Orchila y el embarcadero, y los baños en el mar en La Caleta (al igual que las piscinas, ideales para los niños si se viaja en familia), nos dieron los mejores momentos.
En Valverde, la pequeña capital de la isla, siempre envuelta en uan extraña niebla, la Esquinita de Claudio era un pequeño lugar agradable para terminar la tarde ante una cervecita y un poco del excelente queso isleño. Lástima que les guste tanto tener la televisión a un volumen tan alto; es el único pero. No llegamos a cenar en el restaurante casa Goyo, que aparecía en vario sitios recomendado, porque el local era horroroso, nada acogedor y de lo más cutre que he visto en tiempo. Sin embargo, como digo, aparecía recomendado en varias guías (empiezo a acostumbrarme a no fiarme de las guías, lo que demuestra que me estoy haciendo cada vez más raro o que los gustos de las masas son cada vez más despreciables, si cabe.
También muy recomendable la visita al lagartario (aunque con un horario muy limitado: a la 1 y a las 5, sólo), Las Puntas y el balneario Pozo de la Salud, por su entorno. Cerca de él (no más de un km) hay una pequeña playita con un poco de arena y un mar cristalino, digna de un buen baño en absolta soledad.
Nos alojamos en una casa que no nos gustó nada y que confirma me odio hacia esta moda del turimo rural. Se llamaba Poblado Jirdana y es fácil de ver en la web Top Rural porque su dueño (que firma como Herreño) está omnipresente en todos los comentarios sobre la isla, dando su opinión y aprovechando para recomendar su antro. En El Hierro conseguimos folletos de otra casa rural, llamada La Asomada, que tenía buena pinta. En todo caso, a nosotros simpre que hemos ido a Canarias nos ha dado buen resultado la página de acantur (http://www.ecoturismocanarias.com/canarias/es/islas.asp).
En fin, si vais allí, espero que tengáis mejor suerte con el alojamiento y que podais disfrutar de las maravillas de una isla aún suficientemente alejada de los circuitos masivos.
14 septiembre 2006
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1 comentario:
Te escribimos al final de una estancia de mes y medio en El Hierro para hacerte llegar un poco de la calma y felicidad que nos ha proporcionado esta isla.
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